Por Jackeline Mendoza Jaimes MD. Residente de Medicina Interna.
Universidad Simón Bolívar. Barranquilla, Colombia.
Hernán Calvo Muñoz MD., MSc. Internista, Cardiólogo, Máster en
Insuficiencia Cardiaca. Profesor del programa de Medicina. Universidad Simón
Bolívar. Barranquilla, Colombia.
I. Definición
La pericarditis aguda (PA) es un síndrome pericárdico inflamatorio
con o sin derrame pericárdico. La mayoría de los casos en nuestro medio son de
etiología vírica o idiopática, aunque puede asociarse a enfermedades sistémicas
y neoplásicas. La tuberculosis es la etiología más frecuente en países en vías
de desarrollo. Hasta en un tercio de los casos puede afectar además al
miocardio, adquiriendo en ese caso el nombre de miopericarditis1,2.
II. Epidemiología
Se desconoce la incidencia y prevalencia exactas de la
PA. Sin embargo, la PA se registra en
aproximadamente 0,1 a 0,2% de los pacientes hospitalizados y el 5% de los
pacientes ingresados en el servicio de urgencias por dolor torácico no
isquémico3, afecta
fundamentalmente a adultos jóvenes (16-65 años), tiene una mortalidad
hospitalaria del 1,1% (asociada a enfermedades infecciosas graves) y el riesgo
de recurrencia es, aproximadamente, del 30% a los 18 meses. La PA es la enfermedad más común del pericardio. Un estudio observacional
desarrollado en Italia4 mostró una incidencia anual de 27,7 casos
por cada 100.000 habitantes, y se calcula que supone hasta el 5% de los casos
atendidos en Urgencias por dolor torácico
III. Etiopatogenia
Lo más común es que se asocien con infecciones virales,
particularmente con enterovirus, adenovirus, parvovirus B19, virus herpes
humano 6 y virus del dengue. En ocasiones están causadas por bacterias, como
resultado de bacteriemia, extensión directa desde un foco contiguo o una toxina
bacteriana2–4 (Tabla 1).
Tabla 1. Etología de la
pericarditis aguda
Tabla 1: Etiología
general de las pericarditis agudas
|
||
Pericarditis
infecciosa
|
Viral
(no detectada)
Idiopáticas.
|
85-90%
(Coxsackie
A y B, ECHO, VEB, CMV)
|
Bacteriana
|
1-2%
(Pneumococcus,
Streptococcus, Haemophilus Influenzae)
|
|
Micobacteria
|
4%
(Mycobacterium
tuberculosis y Avium)
|
|
Hongos
|
Histoplasmosis,
Coccidiomicosis
|
|
Pericarditis
neoplásica
|
Primaria
o metástasis
|
7%
(Mesotelioma,
fibrosarcoma, lipoma; cáncer de mama y pulmón, linfoma)
|
Pericarditis
inmunitaria e inflamatoria
|
Enfermedades
del tejido conjuntivo
|
3-5%
(LES,
Artritis Reumatoidea, Esclerodermia, Vasculitis)
|
Enfermedad
intestinal inflamatoria
|
<
1%
|
|
Fármacos
|
||
Traumatismo
|
Cerrado
o abierto, incluido los post RCP
|
En la patogenia de la
pericarditis y miocarditis parecen participar uno o más de, como mínimo, cuatro
mecanismos: 1) lesión directa de los mocitos cardíacos por un microorganismo
infeccioso, 2) lesión de los mocitos como consecuencia de una respuesta
inmunitaria generalizada mediada por células o citocinas, 3) citotoxicidad
debida a reacciones inmunitarias específicas de antígeno viral dirigidas contra
las células infectadas o 4) citotoxicidad causada por una toxina circulante. La
lesión del endotelio vascular también puede dar lugar a una lesión miocárdica
indirecta1,2,5.
IV. Manifestaciones Clínicas
La principal manifestación clínica es el dolor torácico o
precordial de características mecánicas. Puede asociarse febrícula. Además de roce pericárdico,
cambios ECG típicos y el derrame pericárdico. La pericarditis aguda puede
ocasionar derrame pericárdico, que en un pequeño porcentaje de pacientes causa
taponamiento pericárdico. Rara vez la pericarditis viral da lugar a una
constricción como una complicación tardía2,5
V.
Diagnóstico
La pericarditis aguda se diagnostica por
la presencia de al menos dos de los siguientes criterios:
✓ Dolor torácico
típico (agudo y pleurítico, mejorado sentándose e inclinándose hacia adelante)
✓ Frote por fricción
pericárdica (un sonido superficial de chirrido o chirrido que se escucha mejor
con el diafragma del estetoscopio sobre el borde esternal izquierdo
✓ Cambios sugestivos
en el ECG (típicamente elevación del segmento ST generalizada)
✓ Derrame
pericárdico nuevo o que empeora
Estos criterios de diagnóstico son consistentes con las
directrices de la Sociedad Europea de Cardiología 2015 sobre enfermedades
pericárdicas6
La Sociedad Europea de Cardiología en sus guías para el
diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del pericardio considera que
deben presentarse al menos 2 de los siguientes criterios diagnósticos para el
diagnóstico de la pericarditis aguda:
1. Dolor torácico
pericardítico (análogo al pleurítico)
2. Roce
pericárdico.
3. Nueva elevación
del segmento ST o depresión del segmento PR en el ECG.
4. Derrame
pericárdico.
Además, describe otros hallazgos que pueden ser una ayuda
adicional para el diagnóstico:
1. Elevación de marcadores de inflamación (PCR,
VSG, leucocitosis).
2. Evidencia de inflamación pericárdica
documentada por técnicas de imagen (TC, RM).
➢
Pruebas
Complementarias
Electrocardiograma
El ECG puede mostrar alteraciones hasta en un 80% de los casos.
Algunos autores describen 4 estadios evolutivos en el ECG1,3,7.
➢ Estadio I: elevación del segmento ST de forma difusa (En IAM compromete áreas especificas de irrigación coronaria, Ej. Pared septal, pared lateral, etc), con concavidad superior (en IAM es convexo) en caras inferior y anterior, asociado a descenso del PR hasta en el 80% de los casos. Las ondas T suelen ser positivas en las derivaciones donde el ST está elevado. Otras diferencias con el supradesnivel del ST del IAM: en pericarditis no hay prolongación isquémica del QT, no hay cambios o imagen en espejo, como tampoco cambios evolutivos propios del IAM, Ej. En ekg seriados, no aparece onda Q. Puede verse en algunos casos, el signo de spodick https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3951045/
➢ Estadio II temprano: el segmento ST vuelve hacia
la línea isoeléctrica mientras el PR se mantiene desviado. Esto ocurre días más
tarde.
➢ Estadio II tardío: las ondas T se
aplanan y se vuelven negativas de forma gradual.
➢ Estadio III: inversión
generalizada de las ondas T.
➢ Estadio IV: el ECG vuelve al
estadio previo al episodio de pericarditis. Ocurre semanas o meses más tarde.
En algunos casos, persisten las ondas T negativas durante meses, sin que ello
signifique la persistencia de la enfermedad.
Radiografía de Tórax
La radiografía de tórax suele ser normal. Puede observarse
cardiomegalia en presencia de un derrame pericárdico significativo, o derrame
pleural en caso de pleuropericarditis, más habitual en el lado izquierdo.
Podemos observar además patología extracardíaca causante de la pericarditis,
como un tumor pulmonar o mediastínico4.
Ecocardiografía
Detecta y cuantifica la
presencia de derrame pericárdico (uno de los criterios diagnósticos de
percarditis), y el eventual compromiso
hemodinámico que pueda condicionar. Permite además detectar la posible
disfunción ventricular en caso de afectación miocárdica2,5. Puede
ser realizada por el cardiólogo o el médico intensivista.
Tomografía Axial Computarizada y Resonancia Magnética
La tomografía axial computarizada (TAC) y la resonancia magnética
(RM) son estudios opcionales. Se recomienda en casos en los que se necesite
definir las características morfológicas, el engrosamiento pericárdico así como
para comprobar el tamaño y la extensión del derrame pericárdico simple o
complejo. La TAC es más útil para definir imágenes de calcificación y la RM
para definir inflamación, pequeñas cantidades de derrame y adherencias
pericárdicas1,3.
Pericardiocentesis
La pericardiocentesis tiene utilidad tanto diagnóstica como
terapéutica, guiada por ecocardiografía es más segura y puede ser realizada en
la cama del paciente. Indicaciones:
➢
Pacientes con derrame sintomático y evidencia de taponamiento
cardiaco
➢
Alta sospecha etiológica y el diagnóstico no se pueda realizar por
otro medio (origen neoplásico, tuberculoso o purulento).
➢
Derrame pericárdico moderado a severo sin compromiso hemodinámico
y sin respuesta al tratamiento médico.
Permite realizar análisis microbiológico y citológico del líquido
para la clasificación etiopatogénica incluyendo PCR para el diagnóstico de
tuberculosis. Se podrá realizar en los casos de: taponamiento cardiaco; derrame
severo, recurrente o refractario a tratamiento médico; o cuando exista sospecha
de etiología específica (no viral o idiopática) y el análisis pueda ser de
ayuda en el proceso diagnóstico4,8,9.
Estudios recientes demuestran que el rendimiento diagnóstico del
estudio del liquido pericárdico es muy bajo, por lo cual cuando no se haya
llegado a un diagnostico, se recomienda la ventana pericárdica con toma
de biopsia de pericardio, mejorando así el rendimiento diagnóstico. La ventana pericárdica
la realiza el cirujano.
VI.
Tratamiento
La primera medida terapéutica recomendada en el tratamiento de la
pericarditis aguda es la restricción de la actividad física, con reposo
relativo hasta la resolución de los síntomas y la normalización de las cifras
de PCR1–3. El tratamiento farmacológico de la pericarditis aguda
idiopática o vírica se resume en la tabla 2.
Tabla 2: Tratamiento
farmacológico de la pericarditis aguda idiopática o vírica
Dosis
|
||
Ibuprofeno
|
600 mg cada 8h x 1-2 semanas
|
Reducción de dosis 200-400 mg cada 1-2 semanas
|
Ácido acetil salicílico
|
750-1.000 mg cada 8 horas
1-2 semanas
|
Reducción de dosis 250-500 mg cada 1-2 semanas
|
Colchicina
|
0,5 mg/12 h
(≥70 kg) 3 meses
|
Puede considerarse reducción 0,5 mg cada dos días (<70 kg) o
0,5 mg una vez al día (≥70 kg) en las últimas semanas
|
Los glucocorticoides sólo deben usarse, para el tratamiento inicial de la pericarditis
aguda, en pacientes con
contraindicaciones para los AINE, o para indicaciones específicas (es decir,
enfermedades inflamatorias sistémicas, embarazo8).
Los glucocorticoides son el tratamiento de segunda línea para
aquellos pacientes sin respuesta al tratamiento con AINE o ASA.
La colchicina tradicionalmente se ha indicado en casos de pericarditis recurrente; sin embargo, algunos estudios demuestran su utilidad como
manejo de primera línea, en asocio con AINES, para prevenir recurrencias. En pacientes con pericarditis asociada a cronificación y recurrencias, es preferible el uso de dosis bajas a moderadas de prednisona
(0,2-0,5 mg/kg/día o equivalente), que se mantendrán durante varias semanas y
se retirarán de forma progresiva tras la remisión del cuadro clínico8 ,
asociadas a colchicina.
Después de la resolución de los síntomas, se baja la dosis del
agente antiinflamatorio semanalmente, en un intento de reducir la tasa de
recurrencia posterior, pero la colchicina se continúa al menos por tres
meses7,8.
Criterios de hospitalización en pacientes con pericarditis:
1. Pericarditis asociada a derrame moderado o severo
2. Pericarditis en paciente inmunosuprimido
3. Pericarditis en paciente anticoagulado
5. Pericarditis asociada a troponina + (se trata de miopericarditis)
6. Sospecha de etiologia diferente a viral o idiopática (Ej. TB, Neoplasia)
Referencias
bibliográficas
1.
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doi:10.1056/NEJMcp1404070
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RE, Nishimura RA, et al. Pericardial disease: Diagnosis and management. In:
Mayo Clinic Proceedings. ; 2010.
doi:10.4065/mcp.2010.0046
4. Imazio M, Gaita F.
Acute and Recurrent Pericarditis. Cardiol Clin. 2017.
doi:10.1016/j.ccl.2017.07.004
5. Peláez
ED, Martín-García AC, Sánchez PL. Pericarditis aguda. Med.
2017. doi:10.1016/j.med.2017.10.019
6.
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del Comité de Guías de la Sociedad Española de Cardiología. Rev Española Cardiol.
2015;68(12):1068-1074. doi:10.1016/j.recesp.2015.11.002
7.
Imazio M, Bobbio M, Cecchi E, et al. Colchicine in
addition to conventional therapy for acute pericarditis: Results of the
COlchicine for acute PEricarditis (COPE) trial. Circulation. 2005.
doi:10.1161/CIRCULATIONAHA.105.542738
8.
Lilly LS. Treatment of acute and recurrent idiopathic
pericarditis. Circulation. 2013.
doi:10.1161/CIRCULATIONAHA.111.066365
9.
Secretaría de Salud. Diagnóstico y Tratamiento de la Pericarditis
en el Adulto. Guía Práctica Clin.:1-13.
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